Historias de nuestro fútbol rural:A 44 años del tornado que enlutó a de Guadalupe Norte

Hechos trágicos que enlutaron a los clubes de la Liga Norteña:

A lo largo de las primeras décadas de actividad deportiva de la Liga Regional Norteña de Fútbol se produjeron dentro de su radio jurisdiccional tres tragedias, provocadas por fenómenos naturales, accidentes y siniestros viales, que enlutaron y quedaron marcados en la memoria de familiares, clubes y comunidades rurales:

1°) En el atardecer del 31 de enero de 1970, se produce un grave siniestro vial en un camino vecinal de calzada natural del distrito Lanteri, donde el trasporte (un camión) en el que se trasladaban jugadores y simpatizantes del Club Ingeniero Chanourdié rumbo al Paraje Siete Provincias para disputar un Torneo Nocturno organizado por el Club Los Pampeanos, tuvo un despiste y vuelco, terminando en la cuneta. Desgraciadamente, hubo que lamentar dos víctimas fatales, el jugador Abel Blanco y su padre Bonifacio Blanco, mientras que a otro jugador, Domingo Gómez, le fue amputado un brazo, además de que varios ocupantes del camión resultaron con heridas de consideración. (1)

En consecuencia, la Liga Norteña, con la colaboración del Cuerpo de Árbitros de Reconquista, organizó en el mes de marzo un Torneo con sus clubes afiliados de primera división, a total beneficio de las familias damnificadas. Por otro lado, tomó nota del siniestro y luego de un amplio debate se impuso medidas de seguridad para el transporte de jugadores, buscando evitar futuras desgracias.

2°) Tres años después, el domingo 21 de octubre de 1973, se produce un nuevo siniestro vial en el ámbito de la Liga Norteña, también con un saldo de dos víctimas fatales, enlutando esta vez a la comunidad de Lanteri.

Ese tercer domingo de octubre en horas de la tarde, Día de la Madre en el calendario, una caravana de vehículos con dirigentes, jugadores y familias del Club Argentino de Lanteri, quienes retornaban a su comunidad jubilosos por los triunfos obtenidos en una fecha del Campeonato oficial de la Liga Norteña, se conducían por la vieja ruta de tierra para acceder a Lanteri,  provocando una cortina de fino polvo suspendida en el aire que impedía la visibilidad de los conductores que circulaban en ambos sentidos. Casi llegando al pueblo, cerca de lo que hoy se conoce como “El Altillo”, impactaron de frente dos vehículos que venían en sentido contrario, una camioneta que volvía del partido de fútbol y una auto Citroën que salía hacia la Ruta 11 en Las Garzas.

Del siniestro hubo que lamentar dos víctimas fatales, las señoras Elda Moschén y Estela Sandrigo, ocupantes del auto, y lesionados graves (fractura de una pierna del simpatizante Rubén Raffín) y otros con heridas leves, todos ocupantes del vehículo de mayor porte. (2)

 

En un segundo, la incontenible alegría deportiva se transformó en una profunda tristeza para toda la comunidad de Lanteri que no encontraba explicación al desgraciado hecho.

Esa tarde, el Club Argentino jugó la 8° fecha del campeonato oficial de la Liga Norteña frente a su clásico rival, Sportivo Guadalupe que hacía de local en cancha de Atlético Las Garzas ya que tenía su campo de juego suspendido por una sanción. Para los de Lanteri había sido una tarde soñada ya que vencieron en las dos categorías: 2-1 en segunda y 6-4 en primera, en un vibrante partido, lo que los mantenía con firmes chances de pelear el campeonato con Morajú de Ingeniero Chanourdié.

3°) El último hecho trágico con víctimas fatales se produjo el 16 de octubre de 1976, en horas de la noche, cuando un tornado arrasó el tinglado, sede social y buffet del Club Guadalupe.

Puntualmente el artículo de hoy hace referencia a esa trágica historia, al cumplirse en estos día 44 años, por lo que me ocuparé detalladamente más adelante.

Primer experiencia en el Ascenso del Club Guadalupe:

La temporada 1976 sería un año distinto desde lo futbolístico para el Club Deportivo y Social Guadalupe ya que hacía su debut en el Campeonato de Ascenso de la Liga Reconquistense de Fútbol, afiliada a AFA, rivalizando con los clubes Cañeros de Moussy, Atlético Tigre de Avellaneda, Argentinos Unidos de Barros Pazos y los dos romaneros: Atlético Matienzo y Romang FBC.

1era  y reserva respectivamente en 1976

Existía mucha expectativa entre dirigentes, jugadores, socios y simpatizantes por la nueva apuesta, de otro nivel competitivo, con la esperanza de conseguir un lugar en la máxima categoría de la Liga oficial y medirse con los principales clubes de Reconquista y Avellaneda.

Previamente fueron necesarios algunos trabajos para garantizar la seguridad y comodidad de jugadores, árbitros y espectadores, como así también cumplir con la reglamentación de la Liga: colocación del tejido olímpico en todo el perímetro de la cancha, acondicionamiento de la iluminación artificial, arreglo de baños, muro del frente, bomba de agua, etc.

Su primer partido oficial fue el 6 de junio en condición de local frente a Romang FBC, venciéndolo por un ajustado 3-2. Debut oficial y triunfo.

El equipo de primera era el mismo que venía formado de años anteriores en la Liga Norteña y estuvo muy cerca de conseguir el objetivo trazado, obteniendo el subcampeonato, quedando un punto por debajo del Club Matienzo que poseía una extensa experiencia en la divisional Ascenso e incluso en Primera. La misma historia sucedía con la Reserva que también quedó  un punto por debajo del “Raya” de Romang,  escapándosele por muy poco el título.

Finalmente, más allá de la frustración por la posibilidad que se les había escapado, el balance sería más que positivo porque no se había desentonado en la nueva Liga y las chances de lograr el preciado pasaje al fútbol mayor de la Reconquistense estaban intactas para el año siguiente.

Un violento Tornado arrasa el Club Guadalupe:

El sábado 16 de octubre de 1976, mientras los miembros del Grupo Juvenil conducido por el Sr. Néstor Vénica se encontraban preparando las mesas y el local del Club para recibir a más de 200 personas que se congregarían a conmemorar con una cena el “Día de la Madre”, un fenómeno natural que azota la zona en forma de fuertes ráfagas de viento e intensas lluvias, se presentó en la localidad de Guadalupe Norte, cerca de las 20 horas, con un magnitud de tornado.

Quienes estaban “allí presentes oyeron unos ruidos y en segundos ya se encontraban con todo el edificio en el suelo y el techo desaparecido”. (3)

Así relataba a un medio gráfico de Reconquista un testigo presencial del instante destructivo, “vimos cómo el viento venció un ventanal y embolsó el techo como si fuera un globo. Sin darnos cuenta siquiera, las paredes cayeron hacia adentro y el techo se nos vino encima…” (4)

Después de unos minutos lógicos de shock emocional, desorientación y angustia provocada por el desastre, los que resultaron ilesos comenzaron la remoción de escombros, chapas, hierros, etc., para rescatar y auxiliar a los heridos que se encontraban atrapados en la masa de materiales. Enseguida intervendrían la policía local y los vecinos anoticiados, a quienes se sumaron luego equipos de médicos y enfermeros llegados desde Reconquista, como así también la policía de Avellaneda y otras localidades vecinas.

Recién más tarde, con la luz proporcionada por un grupo electrógeno de auxilio provisto por la Usina Eléctrica de Villa Ocampo, pudieron apreciar la magnitud de la tragedia: cuantiosos daños materiales, pero nada comparable con las víctimas fatales y heridos que encontraron y tuvieron que lamentar.

Cuatro víctimas fatales dejaría como saldo trágico la furia del tornado: la Srta. Nilda Masat (24 años); las niñas Haydee Colussi (14) y Silvia Zorat (13); días más tarde fallecería una anciana mujer de la comunidad, la Sr. Inés Sartor de Colussi (78), quien se encontraba internada en el ex Sanatorio Ludueña de Reconquista.

Entre los numerosos heridos que fueron trasladados a los sanatorios de Avellaneda y Reconquista se encontraban los niños y jóvenes: Ana M. Colussi, Dante F. Masat, Norma B. Masat, Andrés Masat, Estela Masat; y los adultos Néstor Vénica, Edito D. Buseghín, María y Marta Colussi.

Además de los daños del edificio del Club y como prueba de la furia del viento, se registraron otras voladuras de techos en casas contiguas a la institución, como así también la voladura completa del techo de la Escuela Primaria N° 314 del Barrio Stechina en el Paraje El Timbó.

Un hondo pesar causaría en todas las familias de Guadalupe Norte la pérdida de sus seres queridos.

El fenómeno natural destructivo llamaría la atención de las esferas gubernamentales provinciales, dos días después (el 18) llegaba al lugar en nombre del gobernador de facto Aníbal R. Desimoni, el Secretario de Prensa y Difusión de la Provincia, Sr. Juan R. España. Venía acompañado por el Intendente de la ciudad de Avellaneda, municipio al que pertenecía Guadalupe Norte por entonces, el Sr. Delfino P. Foschiatti. Recorrerían y evaluarían la zona, llevando los pésames a los familiares de los fallecidos, ofreciendo también todo el apoyo necesario para atenuar la triste situación.

Una semana después también visitarían el lugar afectado el Ministro de Obras Públicas, ingeniero Eduardo C. Oliva y el Subsecretario de Educación, profesor Virgilio Cordero, acompañados por el Intendente interventor de la ciudad de Reconquista, Sr. Omar O. Dacci.

Numerosas serían las correspondencias de instituciones de localidades vecinas con palabras de condolencias y solidaridad hacia el Club y las familias afectadas.

Trabajo y solidaridad para la reconstrucción:

Inmediatamente después del shock provocado por la tragedia, la Comisión Directiva y varios colaboradores del Club se ponen manos a la obra para la reconstrucción del edificio completo.

Los primeros trabajos y decisiones estarán focalizados en la remoción y limpieza de escombros, hierros, chapas, etc.; enderezado de chapas rescatables; acondicionamiento y techado del edificio utilizado como buffet; convocatoria a una Asamblea Extraordinaria de socios para poner a consideración y consensuar sobre la futura reconstrucción, la cual fue aprobada por unanimidad de los asambleístas.

El primer cálculo económico, hecho por el socio Rafael Colussi, para la reconstrucción del tinglado (columnas, cabreadas y chapas) fue de un monto aproximado a dos millones y medio de pesos, por lo que otro socio, René Persoglia, propuso pedir donaciones, inmediatamente se consiguió el aporte de empresas, instituciones, socios y vecinos del distrito: 856.000 de pesos; 50 vacunos (novillos y vaquillas); 100 pollos parrilleros; 15.000 ladrillos; cargas de arena; 10 metros de leña; 5 toneladas de algodón para marzo de 1977; 3 toneladas de girasol; transporte y flete de materiales; una cocina; mano de obra de albañilería; y mano de obra en general.

La comunidad toda de Guadalupe se movilizó en los meses posteriores aportando su granito de arena para levantar nuevamente el edificio. También lo hicieron con sus aportes altruistas algunas personas, instituciones y empresas de localidades vecinas.

Por otro lado, se constituye una Sub Comisión encargada de la construcción del tinglado, integrada por: Celestino Masat, Natalio Vénica, Alcides Masat, Rafael Colussi y René Persoglia, los que obtienen dos préstamos de las Cooperativas: Unión Agrícola de Avellaneda y Agropecuaria “Presidente Nicolás Avellaneda”, por un millón de pesos cada uno; consiguen la mano de obra donada para las matrices de las columnas de parte del señor Dimas Paduán; organizan equipos de trabajo nocturno para armar las columnas; construyen con la colaboración de los socios una pieza al sur de la sede social para la Secretaría y salón de reuniones; organizan varios beneficios: bailes, festivales, rifas, torneos de chacra y partidos de futbol amistosos con clubes destacados de la zona y de Goya; venden en remate público las chapas, etc.

Para el mes de junio de 1977 ya están terminadas las comunas y cabreadas del nuevo tinglado, buscándose presupuesto para su instalación y cerramiento, recayendo en el Contratista Mirko Mario Romero. También recaudan entre los socios nuevas donaciones y préstamos económicos para solventar los cuantiosos gastos que demanda la obra, la cual se presupuesta en 15.800.000 pesos dividida en cuatro etapas: cimientos, paredes, encadenado y terminación.

Para principios de 1978 están finalizadas las cuatro etapas y se contrata la firma Esteban Quintana para la colocación de cabreadas, correas y techado del tinglado por un presupuesto de 700.000 mil pesos, cuyas tareas quedan cumplidas en marzo, iniciándose inmediatamente los trabajos de limpieza, contrapiso, cancha de bochas, canaletas y bajadas de agua e instalación eléctrica.

Para el momento de la Asamblea General Ordinaria de socios realizada en diciembre de ese año, para tratar la Memoria y Balance y elegir las nuevas autoridades para 1979, se puede decir que habían concluidos todos los trabajos generales de la reconstrucción del edificio del Club arrasado dos años atrás por la furia del tornado.

La naturaleza dio pruebas de su poder incontrolable y destructivo, pero la comunidad de Guadalupe Norte supo sobrellevar esa tragedia y sacar de su interior valores de solidaridad, trabajo y compromiso para recuperar su institución social y deportiva desde los cimientos mismos.

 

Profesor David Quarin

Referencias:

(1) Ingeniero Chanourdié FC. 75 años. Video Oficial. 2016.

(2) Según testimonios aportados por testigos presenciales.

(3) Libro de Actas N° 1 Club DyS Guadalupe. N° 430.  18/10/76. Pág. 212.

(4) Edición 4. Reconquista. 21/10/76. Pág. 5.

Libro de Actas N° 1 Club DyS Guadalupe. 1976-1978.